viernes, 5 de junio de 2015

Kilómetro cero

Esta tarde antes de salir de Surrey asistimos a una clase de Español para Ingleses, eran 5 mujeres, un hombre y el profesor Héctor. Todos se sorprendieron por lo extraño del viaje y nos preguntaron por qué hacíamos un viaje así. Héctor el profesor giro su dedo índice sobre la sien como una broma de que parecía loco el viaje. 
Respondí que no era una apuesta, tampoco una promesa, tampoco una cuestión religiosa. El estilo de viaje es el de leer un muy libro de viajes y luego seguir los pasos del escritor y comenté que este ya era el quinto libro de viajes que seguíamos. 
Ellos aprendían español para viajar y especialmente la mayoría tenían casa o algún pariente en España. La clase terminó con un te con masitas, la charla fue amena y muy divertida. 
Antes de partir aprovechamos para tomar un poco de sol en las escalinatas de la Iglesia de Spitalfields en el Este de Londres. Allí cerca en la estación Liverpool Street nos tomamos el tren a Harwich donde se toma el Ferry a Holanda. 
El escritor que seguimos partió de Londres hace 83 años atrás con la misma intención de llegar a Constantinopla y escribía:
"Podría dirigirme a Richmond, o a comer gambas y boquerones en vez de ir a Bizancio"
Uno se siente como Ulises al emprender un viaje así.






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