domingo, 9 de agosto de 2015

El otro muro de Berlín: Strandzha (Primera Parte)

Nos levantamos muy temprano y nuestra mascota Wilson no estaba, seguramente había encontrado un dueño en el tranquilo pueblo de Kosti. Nos liberó del trabajo de emigrarlo de Europa! Tomamos nuestro yogures naturales habituales y salimos caminando siguiendo nuevamente el Río Veleka. Le pregunté en inglés a una anciana por agua mostrándole la botella vacía y me contestó: Neró! En seguida recordé la lectura del genial libro: El coloso de Marusi de Henry Miller cuando llega a Atenas y es la primer palabra que aprende de Griego. ¡Seguramente los padres de esta anciana hablaban Griego y era de los antiguos habitantes Griegos de Kosti!

Avanzamos siguiendo el curso del Veleka y por suerte el camino estaba muy bien marcado. En seguida nos metimos dentro del bosque y comenzamos a ascender. Las montañas en Strandhza no son muy elevadas, alrededor de 400 metros, pero el bosque es muy denso. 

Por el camino pasaron solamente unas camionetas de marca rusa LADA y unos camiones con sierras y grúas con trabajadores de aserraderos. Los ejemplares de robles del bosque eran magníficos y durante kilómetros fue la única especie de árbol que vimos. Cada tanto aparecía algún manzano y ciruelos. Las ciruelas rojas y amarillas ahora estaban a punto y no como en Hungría hace un mes atrás que estaban bien verdes. 

Una camioneta verde Land Rover Defender con las palabras: Гранична полиция (Policía de Frontera) nos paró y sorprendidos bajaron dos policías armados con actitud hostil y nos pidieron pasaporte. Nosotros estábamos sentados tranquilos bajo la sombra de un roble despreocupados comiendo semillas de girasol! Llamaron por teléfono y hablaban entre ellos en Búlgaro durante 10 minutos hasta que me pasaron el celular para que hablara en Inglés con la persona que estaba al teléfono. Le expliqué que viajábamos a pie, la razón de nuestro viaje, hacia dónde íbamos y al entender seguimos adelante sin problemas.

Continuamos caminando y de pronto a 20 metros paralelo a nuestro camino comenzamos a ver un antiguo alambrado de unos 2 metros y medio de alto con alambre de púas como si fuera una frontera de guerra.

Esta región entre 1961 y 1989 era una alternativa de jóvenes alemanes, polacos, checoslovacos, rumanos, etc..para escapar y según habían escuchado era más fácil que cruzar el muro de Berlín. Del otro lado estaba Turquía que en esa época comenzó a ser miembro de la NATO y así que era una vía de escape del comunismo. Según un artículo escrito por Kapka Kossabova (NOWHERE STRANGER THAN STRANDJA) por aquí intentaron pasar 4500 jóvenes, un 3% tuvo éxito, un 2% fueron ejecutados y el resto arrestados. 

El alambrado del comunismo fue abierto recién en el 2013! Y no se permitía la entrada aquí sin un guía. En realidad era un doble alambrado electrificado con alarmas, separado a una distancia de 500 metros y en el medio un campo minado que fue minuciosamente desmantelado. (Por suerte!)

La paradoja es que había leído en el 2014 que Bulgaria pensaba construir un muro para evitar el paso de ilegales proveniente de Siria, Palestina, Norte de África,...Durante el 2014 encontraron 30000 ilegales queriendo entrar en esta región y esperaban más.

Al atardecer llegamos al pueblito de Malko Tarnovo a 9 kilómetros de la frontera con Turquía y un señor llamado Teodoro, muy amable, se ofreció a mostrarnos el pueblo y a hacernos de guía en su camioneta rusa LADA...


Camioneta de las Policía Fronteriza Búlgara



Antiguo alambrado comunista entre Bulgaria y Turquía 



Alambrado construido en la frontera Búlgara y Turca para evitar el paso de ilegales y miembros terroristas yihadistas. fuente: http://europauniversal.blogspot.com.tr/2015/04/bulgaria-extendera-la-construccion-de.html


Teodoro y su camioneta Rusa LADA



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